Puedes confiar en mi |
Antes de que comience la reunión prepara varios bocados de diferentes cosas bien ricas como: pedacitos de fruta, postrecito de chocolate, trozos de chocolate, caramelos, etc. También prepara un contenedor o tupperware con varias cosas desagradales como: leche pasada, coliflor viejo, queso oloroso, huevo podrido o cosas parecidas que porduzcan muy feo olor. También consigue varios pañuelos o telas para taparle los ojos a los jugadores.
Para comenzar el estudio, selecciona tres o cuatro voluntarios, diles: "Necesito ayuda con un proyecto. ¿Confían en mi si les digo que no haría nada, de ninguna manera, que los enferme o dañe?" Si dicen que si—esperamos que así sea—envíalos con algún otro líder fuera del salón, lejos del lugar.
Cuando ya se fueron, explícale al resto del grupo que cuando los jugadores que salieron vuelvan van a estar vendados y tendrán que probar lo que tu les vas a dar para que coman, entonces ellos tienen que exclamar: "¡Guaj! ¡Qué asco!, ¡Eso es asqueroso!, ¡No comas eso!" o cosas parecidas.
Trae nuevamente a los que se fueron, vendados, y los sientas al frente en las sillas de las víctimas y dices: "Voy a darles de probar algo que es delicioso. No importa lo que oigan, o lo que puedan llegar a sentir alrededor de ustedes, confíen en mi".
Uno por uno pídele al jugadores que saquen la lengua. En el momento que lo hacen que algún ayudante acerque el contenedor oloriento a la nariz del jugador cosa de hacerlos dudar más. Ahora tu le das de comer con una cuchara postre de chocolate o algo parecido y verás quién está dispuesto y quién se rehusa a comer de tu cuchara.
¿A dónde llevarlo desde aquí?
Tenemos que confiar en Dios aunque otros o nuestras sensaciones nos guién a no hacerlo. Cristo nos ha pedido que confiemos en Él, inclusive cuando nuestros sentidos nos dicen lo contrario, u otras personas nos dicen que confiemos en nosotros mismos.
Aunque dudemos y muchas veces nos equivoquemos, Dios nunca va a fallarnos. ¡Confía en Él con todo tu corazón!